Dinero, necesidades
Pasamos la mayor parte de nuestros días trabajando. Para poder satisfacer nuestras necesidades. Es cierto, pero ¿cuáles?
Esclavos de nuestras necesidades
Vivimos en un sistema de dependencia a la materia. La vida moderna suscita una serie de necesidades cada vez más numerosas, que nos atan a una multitud de aparatos, de sistemas que, supuestamente, nos facilitan la vida. Nos pasamos la vida buscando como conseguirlos, luego dedicamos una parte inmensa de nuestra energía a poder pagarlos, a instalarlos, a mantenerlos y a conservarlos.
¿Le falta sal a vuestro trabajo?
Cuando trabajamos para ganarnos la vida, es evidente que trabajamos a cambio de un salario, por la «sal» de nuestra vida o para darle sabor a la vida. Así pues, si la vida no tuviese ese sabor, sería imposible que pudiésemos trabajar. ¿Por qué ennoblece el trabajo al ser humano? Porque le devuelve la dignidad. Y con ese «salario» podremos disfrutar de las ínfimas alegrías de la existencia. Cristo nos habla de la sal: «Si la sal perdiera su aroma, si la sal perdiera la sal, ¿qué sería de los alimentos?» Así pues, Él quiere decirnos que no sólo se trata del alimento físico, sino también del alimento espiritual. En verdad, la sal de nuestro alimento espiritual es darse a los demás. Es ir a la fuente y construir nuestra vida sobre esa fuente que hemos recibido para luego darla a los demás.
Yvonne Trubert
Todo esto exige unos medios que, para muchos de nosotros, son insuficientes.Todo esto tiene como consecuencia un desequilibrio permanente en la sociedadhumana. Sin hablar del paro de larga duración que, a veces, arrastra a muchos ala depresión y luego, a la exclusión social.
Obsesionados por el trabajo
Para algunos, el mundo del trabajo se ha convertido en un hobby, en algo queestá de moda. Hoy en día, el trabajo ocupa el centro de nuestra vida. Hablamosdel trabajo sin parar. Sin embargo, el trabajo pierde toda su nobleza cuando seconvierte en causa de miedo, de odio, de celos, cuando se convierte en unpretexto para adorar al dios-dinero. En las empresas, la gente lucha paraconservar su puesto de trabajo o para mejorarlo, incluso si es necesario ocasionarun daño al que se encuentra al otro extremo de la cadena o en la oficina deenfrente. Hemos olvidado lo esencial de nuestra existencia. Ya no sabemos dondeestá la dignidad del hombre.
Ganar tiempo
Debemos reflexionar sobre la cantidad de tiempo que dedicamos a nuestrotrabajo en relación con el salario que percibimos. ¿Merece la pena trabajar tanduro, durante tantas horas, con lo corta que es nuestra vida? ¿No sería mejor quededicásemos más tiempo a reconsiderar la vida social, la vida familiar? Utilizarnuestra energía por el bien de los demás, ¿no sería una energía mejor utilizadaque la que le dedicamos a obtener un salario ligeramente superior? Tenemosmucho que revisar, pero en primer lugar tenemos que reexaminarnos a nosotrosmismos. Podemos hacernos las preguntas siguientes: ¿Cuál es el sentido de mivida? ¿Qué hace Dios en mi vida cuando estoy trabajando? ¿Qué es lo que me llenade alegría: el trabajo, el salario que percibo por realizar ese trabajo, o lavida de mi familia, o lo que hago por los demás?
La alegría de compartir
Y si cambiásemos de estado de espíritu... El trabajo es algo noble cuando lovivimos como un medio para satisfacer nuestras necesidades esenciales; ytambién como un medio de intercambio con los demás. Entonces, podríamos cumplirlo que Dios nos pide. En la alegría de compartir.